Hacía mucho tiempo que no me adentraba en el circo posterior y pertrechado con mapa,brújula y frontal,por si acaso,asciendo siguiendo el cauce del Arroyo de los Poyos hasta el Collado del Miradero,lugar donde resiste algún manchón de nieve,dándole esa pincelada blanca que engrandece aun más si cabe el paisaje.
Desde aquí,sigo la cuerda de las Milaneras,hasta llegar a Tres Cestos donde cambio de vertiente para comenzar el descenso por un lugar por donde nunca antes había estado.Pequeños destrepes se suceden uno tras otro,se hace difícil seguir el sendero marcado y en varios puntos tengo que consultar el mapa para situarme,voy con tiempo,así que no me preocupo y sigo bajando,deleitándome con lo desconocido,con la soledad de este paraje escondido y al menos hoy,poco frecuentado.
Camino con prisa,los días son cortos y no paro de pensar en cuantas personas habrán pasado la noche al raso por aquí,después de haberse desorientado entre las moles de granito,senderos que no van a ningún sitio que normalmente hay que desandar,laberintos de roca y matorral que en muchas ocasiones te hacen dar media vuelta,así es este lugar.
Seis horas después de comenzar a caminar llego de nuevo a Canto Cochino,estoy "a salvo" solo me queda volver a la ingrata ciudad.
El Yelmo al fondo
Collado del Miradero y Cuerda Larga
No solo yo contemplaba el paisaje
Destrepes.
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